Al igual que tú, mi querido jóven, nosotros atravesamos una serie de situaciones molestas con nuestros padres. Muchos jóvenes vivimos bajo tensiones en nuestro hogar lo que provoca sentimientos dolorosos. Las exigencias de la vida moderna y el diario afán nos absorben tanto que muchos padres ya no tienen tiempo para dialogar con sus hijos. La deficiente comunicación deteriora las relaciones familiares, carcome nuestra felicidad y produce tensiones. Hay padres que tienen una preocupación casi traumática porque sus hijos no los comprenden, o desean irse de casa, y existen frecuentes discusiones y problemas en el hogar.
El hijo piensa: ¡Mi padre no me comprende para nada! ¡Es un anticuado!....
Padres: ¡Dediquen tiempo a sus hijos! Ellos los necesitan hoy.
Hijos: ¡Dialoguen con sus padres! y consideren que con el tiempo cambiarán los puntos de vista de ustedes
Se ha estudiado la reacción natural de cada edad:
· Entre los 4 y 6 años, el hijo dice de su padre: papá es un sabio,
¡sabe todo lo que le pregunto!
¡sabe todo lo que le pregunto!
· Entre los 7 y 10 años de edad dice: papá lo sabe todo y, ¡qué fuerza que tiene!
· Entre los 10 y 14 años piensa: ¡Hum! Me parece que papá se equivoca en algunas cosas.
· Entre los 14 y 18, dice: ¿Papá? ¡Es un hombre a la antigua!
· Entre los 18 y 25 piensa: ¡Pobre viejo, está completamente pasado de moda!
· A los 30 años de edad dice: ¡Qué problema! ¡Tal vez deba consultar a papá! y...
· A los 40 años lamenta: Mi padre fue un sabio, lástima que no supe aprovecharlo.
A lo mejor hay una cierta rebelión disfrazada dentro de ti, contra tus padres, pero: ¿Estás seguro que ellos son los causantes? ¿No será que sufres algún complejo,e inconscientemente culpas a tus padres o a Dios que te hizo así? Tal vez puedas sentirte infeliz por tus errores pasados, o tengas cierta tendencia a querer saberlo todo.
¿Cuál es la verdad?
Si descubres, que la verdadera raíz de tu mal está en ti mismo, pídele perdón a Dios, y a tus padres. Si te sientes abatido, desanimado o deprimido, si has estado cargado de desconfianza, odio o rencor, y el sendero de tu vida quedó desdibujado y manchado, cambia ese rumbo equivocado y recuerda que en el tiempo pasado existió un hombre llamado Jesús, que está dispuesto a extenderte su mano, perdonarte y aceptarte en el mismo momento en que se lo pidas. Él cambiará tus puntos de vista y verás las cosas en forma diferente. ¡Aprovecha cuanto antes esta experiencia y el cariño emanado de tus padres! ¡Aprovecha mientras ellos están a tu lado haciendo de tu hogar un paraíso y no un infierno! Conversa con ellos, cuéntale tus problemas e inquietudes a quienes te dieron la vida.
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